lunes, 9 de abril de 2007
Cuentos, María Fierro - 2006
Inés
Febrero, tiempo de frutos jugosos, sabor a uvas maduras, perfume de duraznos y la alegría de un verano caluroso que anunciaba una buena cosecha. Inés se pasea nerviosa por los corredores de la vieja casona que la vio crecer y convertirse en mujer. –Mañana será el día- piensa. Sí, el día que cumplirá su sueño. Junto a su madre irán al pueblo más cercano, a Quillón, y se unirá en sencilla ceremonia al hombre que ha pedido su mano.
Un largo viaje en carreta las traslada hasta el camino, desde donde un destartalado bus completará el recorrido que aún la separa de su nueva vida. A mediados de los años 40, viajar al pueblo era un sueño que muy pocos hacían realidad. Entonces, nadie quería perdérselo.
Y ahí estaba él. El que sería su compañero, un jovenzuelo moreno, delgado, de pequeños ojos pardos e incipiente bigotillo. Más allá su madre, también viuda y los otros parientes, con quienes además, la unían lazos de sangre.
Unidos para toda la vida, dijo el juez, en salud o enfermedad, en estrechez o abundancia y hasta que la muerte los separe, unidos para procrear y formar una familia.
Marcia
Indignada se encuentra Marcia en la consulta médica. En el análisis de su ruptura de pareja, la sicóloga declara que le hicieron un favor al dejarla “Eras un ave enjaulada no conciente de tus rebeldías, hoy tienes las puertas abiertas, deberás cuidarte sola, ya no habrá quién te sostenga si te equivocas”.
No es posible,- reclama entre lágrimas y retorciendo el pañuelo que contiene su dolor,- no es posible, si yo quería que fuéramos juntos construyendo la vida.- Tú lo has dicho. Tú querías, replica la profesional. Esa era tu propuesta, probablemente tu compañero pensaba distinto, sus motivaciones eran otras, y entonces, ¿Con qué derecho puedes retener a tu lado a alguien que no le interesan tus proyectos? Que es el padre de tus hijos... lo seguirá siendo y eso ¡no lo puedes cambiar! Tu mañana será distinto si hoy te haces cargo de tu vida.
Marcia llora, incapaz de entender, ella sólo sabe que necesita desahogar su pena y generar recursos, sus hijos estudian y hay que tener comida para mañana, pagar el agua, y lo básico para subsistir.
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1 comentario:
Muchos saludos a La señora María, haré lo posible por asistir hoy al taller.
se despide un conocodo de la calle
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